Érase una vez el día de Halloween, una niña llamada Laura y su mejor amiga Sofía, que fueron a comprarse sus disfaces de Halloween. Laura se lo compró de bruja y Sofía no sabía de qué comprárselo y le dijo Laura:
-¿Por qué no te lo compras de niña loca?
-¿Y ese de qué es?- le preguntó Sofía.
- No sé lo que es, pero da mucho miedo.
Sofía encontró un disfaz de momia y como le gustó tanto se lo compró. Fueron a casa de Laura a probarse los disfraces.
Fueron por la calle y pegaron en la puerta de una casa y dijeron las dos:
-¡Truco o trato!
Y en esa casa tuvieron que hacerle el payaso.
En la otra casa le dieron chocolate y Laura y Sofía se quedaron muy sorprendidas. Pero ya en la tercera, le dieron caramelos. Y fueron a muchas casa más.
Al final después de ir a tantas casas durmieron en casa de Laura porque ya estaban muy cansadas. Consiguieron muchos caramelos.
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