Historias de Halloween
II
25/10/2014
Antonio M.
Lucena y Ángel Zorrilla
Yo me llamo Ángel. Como la historia es de los
dos hablamos de Antonio y de Ángel.
La historia que os vamos a contar sucedió
cuando Antonio y Ángel tuvieron que ir a una reunión familiar, que se celebró
en un restaurante llamado ``La venta del túnel´´. Antonio y Ángel estuvieron
jugando al fútbol, y después comieron.
Cuando Antonio y Ángel terminaron de comer
volvieron otra vez a jugar al fútbol. Había un campo un poco retirado del
restaurante. Tras muchas jugadas, Ángel pegó un pelotazo y se metió la pelota
entre los arbustos, y fueron a buscarla, no la encontraban, y cada vez se
adentraban más en el bosque. La vieron al otro lado de un rio, Antonio saltó de
emoción, pero Ángel no estaba de acuerdo:
-Ángel, vamos a por la pelota - dijo Antonio.
Y Ángel se negó a ir porque había un cartel de
que avisaba peligro.
- Venga, cagón, que no pasa nada - dijo
Antonio.
- Yo no soy un cagón, mira lo que pone ese
cartel, ¿y si es cierto?- respondió Ángel.
- Eso será broma de otra gente, ``uy, qué
miedo´´ - se mofó Antonio.
Al final Antonio convenció a Ángel. Cuando al
fin cogieron la pelota, una voz grave dijo:
- ¿Dónde vais con mi pelota?
Antonio y Ángel le explicaron lo que pasó con
la pelota y de repente esa persona desconocida gritó:
- ¿Dónde vais con mi pelota? Todo lo que toca
o entra en mi tierra es mío - respondió gritando muy enfadado.
Ángel, que estaba asustado, le iba a dar la
pelota pero Antonio se lo impidió y dijo:
- Ángel, a este fantasma no le des la pelota.
- Es verdad - dijo Ángel con autoridad.
- Vale, os lo habéis buscado, desde ahora os
van a pasar cosas malas- dijo el hombre desconocido.
- Sí, claro, fantasma - respondieron los dos a
la vez.
- Sí, fantasmas son los que os van a aparecer
ahora- respondió el hombre.
- Sí o qué - se mofó Ángel.
El hombre desconocido se adentró en la sombra
de un árbol.
Empezó a anochecer, se veía muy poco, pero con
suerte Ángel tenía un boli-linterna que algo alumbraba, pero no encontraban el
río por donde había que cruzar. Cada treinta segundos escuchaban un ruido
extraño, y luego veinticinco, y luego veinte ¡Cada vez cinco segundos menos!
Cuando llegó a los cero segundos se oyó una mujer gritando.
Los dos dieron un bote del susto, y empezaron
a correr asustados, y se perdieron de vista entre ellos, pero llamándose
mutuamente se encontraron rápido.
Les pareció ver a alguien corriendo, se
asomaron a ver lo que era, pero no lo vieron, de repente algo saltó hacia ellos
y empezaron a correr a más no poder y encontraron el sitio donde habían estado
comiendo.
Fueron con la madre de Ángel, ya que se había
quedado a cargo de ellos, y vieron al hombre misterioso.
Se miraron los dos y dijeron al unísono:
- ¡¡¡Ya no volvemos a este campo!!!
FIN
No hay comentarios:
Publicar un comentario