miércoles, 29 de octubre de 2014

Historias de Halloween II



Historias de Halloween  II

 25/10/2014     Antonio M. Lucena y Ángel Zorrilla

Yo me llamo Ángel. Como la historia es de los dos hablamos de Antonio y de Ángel.
La historia que os vamos a contar sucedió cuando Antonio y Ángel tuvieron que ir a una reunión familiar, que se celebró en un restaurante llamado ``La venta del túnel´´. Antonio y Ángel estuvieron jugando al fútbol, y después comieron. 





Cuando Antonio y Ángel terminaron de comer volvieron otra vez a jugar al fútbol. Había un campo un poco retirado del restaurante. Tras muchas jugadas, Ángel pegó un pelotazo y se metió la pelota entre los arbustos, y fueron a buscarla, no la encontraban, y cada vez se adentraban más en el bosque. La vieron al otro lado de un rio, Antonio saltó de emoción, pero Ángel no estaba de acuerdo:
-Ángel, vamos a por la pelota - dijo Antonio.
Y Ángel se negó a ir porque había un cartel de que avisaba peligro.





- Venga, cagón, que no pasa nada - dijo Antonio.
- Yo no soy un cagón, mira lo que pone ese cartel, ¿y si es cierto?- respondió Ángel.
- Eso será broma de otra gente, ``uy, qué miedo´´ - se mofó Antonio.
Al final Antonio convenció a Ángel. Cuando al fin cogieron la pelota, una voz grave dijo:
- ¿Dónde vais con mi pelota?
Antonio y Ángel le explicaron lo que pasó con la pelota y de repente esa persona desconocida gritó:
- ¿Dónde vais con mi pelota? Todo lo que toca o entra en mi tierra es mío - respondió gritando muy enfadado.
Ángel, que estaba asustado, le iba a dar la pelota pero Antonio se lo impidió y dijo:
- Ángel, a este fantasma no le des la pelota.
- Es verdad - dijo Ángel con autoridad.
- Vale, os lo habéis buscado, desde ahora os van a pasar cosas malas- dijo el hombre desconocido.


- Sí, claro, fantasma - respondieron los dos a la vez.
- Sí, fantasmas son los que os van a aparecer ahora- respondió el hombre.
- Sí o qué - se mofó Ángel.
El hombre desconocido se adentró en la sombra de un árbol.
Empezó a anochecer, se veía muy poco, pero con suerte Ángel tenía un boli-linterna que algo alumbraba, pero no encontraban el río por donde había que cruzar. Cada treinta segundos escuchaban un ruido extraño, y luego veinticinco, y luego veinte ¡Cada vez cinco segundos menos! Cuando llegó a los cero segundos se oyó una mujer gritando.
Los dos dieron un bote del susto, y empezaron a correr asustados, y se perdieron de vista entre ellos, pero llamándose mutuamente se encontraron rápido.
Les pareció ver a alguien corriendo, se asomaron a ver lo que era, pero no lo vieron, de repente algo saltó hacia ellos y empezaron a correr a más no poder y encontraron el sitio donde habían estado comiendo. 


Fueron con la madre de Ángel, ya que se había quedado a cargo de ellos, y vieron al hombre misterioso.
Se miraron los dos y dijeron al unísono:
- ¡¡¡Ya no volvemos a este campo!!!
   FIN

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